El Domingo 20 de Noviembre del 2011 fuimos testigos del bautismo de tres de nuestros hermanos en Cristo. Se bautizaron una mujer adulta, Ofelia; una mujer Joven, Ledy; y un hombre adulto, Julio. Yo tuve el privilegio de bautizarlos.
Fue una experiencia maravillosa volver a bautizar. Mi trabajo en los últimos siete años ha estado enfocado en pastores, misioneros y líderes. No he estado al frente de una iglesia local y por eso no he tenido la experiencia de bautizar. Volver a hacerlo ha sido muy gratificante.
Luego del bautismo, los hermanos de la iglesia se acercaron a abrazar y a felicitar a los nuevos discípulos, que ahora ya están integrados a nuestra congregación local. Los tres ya son creyentes desde hace buen tiempo, pero habían demorado su bautismo por circunstancias diversas. Ahora ya están bautizados y nos toca seguir enseñándoles a obedecer la palabra del Señor Jesucristo.
En nuestra iglesia estamos enfatizando fuertemente la necesidad de que todos seamos discípulos de Cristo y de que todos estemos haciendo discípulos. Este es un ideal y una meta que tengo como siervo de Dios. Este un asunto de concientización que no es fácil de cumplir porque en mi peregrinaje como cristiano y predicador, he observado que los cristianos se ven como creyentes, como hijos de Dios, como hermanos en Cristo, como evangélicos y como miembros de una denominación, pero no se ven como discípulos.
Porque he visto la necesidad de concientizar a los hijos de Dios en este aspecto de ser discípulos y de verse conscientemente como discípulos es que he empezado a enseñar lo que la Biblia dice sobre este tema.
Pido sus oraciones a mi favor para continuar aprendiendo y obedeciendo la palabra de Cristo. Oren también para que continúe con mi trabajo de enseñar a otros a aprender y a obedecer la palabra de Cristo. Estamos en esta tierra para hacer la voluntad de Dios y solamente si es que somos discípulos de Cristo lo haremos. ¡Qué Dios nos ayude a cumplir con lo que dijo Jesús antes de ir a los cielos a preparar moradas para sus seguidores!
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28-18-20).
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