Fue mi primera vez a este país. Dios usó a mi amigo Tim Chapman y la Misión Evangélica Uruguaya para que fuese a Uruguay. Fui para enseñar en los campamentos de jóvenes y de adolescentes que organizan allí. También, prediqué a los consejeros y di devocionales al personal del campamento.
¡Gracias a Dios, fui con mi esposa! Ella necesitaba un descanso y yo requería de su presencia a mi lado. Ella y yo pasamos un hermoso tiempo juntos en Uruguay (También en Argentina). Estuve en Uruguay 18 días. Para Leni y para mí, el tiempo fue especial. Desde luego, sufrimos un poco la ausencia de nuestros hijos, pero eso también nos unió y nos hizo orar como nunca por ellos.
Uruguay estaba en mi mente por su futbol y sus futbolistas. También, por una frase que escuché en algún momento y en algún lugar: “Uruguay es un cementerio de misioneros”. Esta frase intenta, me parece, resumir la idea de que los uruguayos no son abiertos al evangelio y que son muchos los misioneros no han tenido éxito en su trabajo de evangelizar y discipular en ese país.
Como fui para allá con ese prejuicio, lo que encontré me desconcertó gratamente. Encontré un buen grupo de hermanos enfocados en que Jesucristo fuese oído, creído y obedecido. Los campamentos fueron propicios para ver cómo servían a Dios mis hermanos en Cristo. Durante los 18 días que estuve allí fui un gozoso testigo de lo que Dios está haciendo en ese hermoso país:
1. Vi un excelente y muy comprometido equipo de trabajo en el campamento. Bajo la dirección del hermano Pedro Donzé, el equipo de trabajo estuvo compuesto por hermanos y hermanas voluntarios. Todos fueron examinados y todos fueron instruidos. Fui testigo de su amor y su devoción por Cristo en varias conversaciones personales. Su compromiso por la visión y el trabajo que hacen en ese campamento me impactó sobremanera.
2. Vi un grupo de jóvenes fieles en el campamento de jóvenes. Hubo más de 40. En todos ellos había ganas de aprender. Hice dos preguntas sobre el matrimonio a todos ellos. Me impresionaron sus respuestas. Todos respondieron con conceptos y metas bíblicas. También, durante los mensajes vi mucha atención. En mis conversaciones personales e informales, fueron varios los que me manifestaron la forma en que Dios estaba trabajando en su vida por medio de lo que enseñé.
3. Vi adolescentes con potencial para servir a Dios en el campamento de adolescentes. Hubo también más de 40. Al inicio sufrí para enseñar y predicar. Sentía que no lograba captar su interés. Luego, a medida que pasaban las horas y los días, la atención y el interés fueron mayores. Mi compañerismo con ellos también creció. Me hice amigos de varios de ellos. Disfrutaba cuando ellos me veían y me saludaban por mi nombre. Escuché a varios de ellos afirmar lo bueno que fue la palabra y los mensajes predicados. Hice compañerismo con algunos adolescentes y los tengo en mi corazón. Ruego a nuestro Señor que los guarde de todo mal y que todos los que vi allí lleguen a conocer a Cristo y a servirle de todo corazón.
4. Vi algunas iglesias con ánimo e interés de hacer la obra de Dios. Visité tres de ellas para predicar y enseñar. Vi hermanos fieles, que quieren agradar y crecer. Por lo que oí de Uruguay, no esperaba encontrar tantas personas en una iglesia. Las iglesias y los cristianos allí son iguales a las iglesias y los cristianos de Latinoamérica. La diferencia no es mucha. Hablé de la obra misionera, de su importancia y de cómo hacerla. Los hermanos calificaron la enseñanza de desafiante y de “nueva” para ellos. Varios de ellos no habían “visto” todavía que tenían que ser agentes misioneros y no solamente campo misionero. La sorpresa más grande fue que recibí una generosa ofrenda en una de ellas. De nuevo, mi sorpresa fue porque se me dijo: “En Uruguay no recibirás ofrenda”. El pastor de la iglesia que me dio la ofrenda también certificó que no era esa la costumbre. Testifico lo que vi porque mi testimonio puede servir para ver a los cristianos de Uruguay en todo su potencial como hijos de Dios y para entrenarlos a fin de que desarrollen todo este potencial. Dios será glorificado y la obra de Dios será muy beneficiada si ayudamos con nuestras oraciones para que los cristianos uruguayos desarrollen el potencial que hay en ellos.
5. Vi pastores esforzados y con ganas de hacer las cosas bien. Conocí a varios de ellos, todos ellos trabajan con la Misión Evangélica Uruguaya. Está Misión tiene un buen grupo de pastores y misioneros de ese país. Su trabajo es impactante. No vi misioneros americanos (excepto a una pareja de otra misión) en los 18 días que estuve con los hermanos de esta Misión. El testimonio de ellos es que tienen un misionero americano dentro de Junta Directiva, pero que dicho misionero vive en USA y hace el ministerio allá. Eso también fue sorprendente para mí, pues pensaba que encontraría a varios misioneros americanos allí. La MEU trabaja en compañerismo con EMU International. El trabajo que ambas misiones hacen es ejemplar. Con poco dinero están haciendo una gran obra. ¡Qué Dios les ayude a seguir trabajando juntos para el reino de Dios!
Motivos de oración.
1. Que Dios levante más pastores y misioneros de Uruguay. En todas partes hay necesidad de personas que se dediquen al ministerio de predicación y Uruguay no es la excepción.
2. Que las Iglesias y los cristianos de Uruguay crezcan en su amor y obediencia a Cristo. Que su amor se exprese a través de más acciones, oraciones y ofrendas misioneras para su propio país y otros países.
3. Que el compañerismo y cooperación mutua entre MEU y EMU Internacional se acreciente y se afirme para la gloria de Dios, la edificación de la iglesia y la salvación de muchas más personas. Hace varios años que estoy pensando cómo es que pueden las iglesias y los siervos extranjeros y las iglesias y los siervos nacionales trabajar de tal manera que se aprovechen mucho mejor los recursos de Dios. La forma en que están trabajando estas dos misiones es un ejemplo de cómo puede ser realidad un trabajo así. Que Dios les siga usando para su gloria.
4. Que los pastores, misioneros y líderes de Uruguay crezcan en integridad espiritual y en visión misionera. Que prediquen todo el consejo de Dios y crezcan en esa capacidad día tras día. Que Dios los guarde de todo mal a ellos y a sus familias.
Agradezco a Dios por darme el privilegio de llevar su palabra y de llegar con ella hasta mis hermanos en Cristo de este lindo país. Agradezco también a mi amigo Tim Chapman y la MEU por invitarme a predicar en el campamento Emanuel.
Muchas gracias a Pedro, a Gabriel, a Carlos y todos aquellos que nos dieron su amistad y compañerismo mientras estuvimos allí. Dios les bendiga a todos y haga con ustedes conforme a toda la bondad que me brindaron.
Segundo Rodríguez