Algunos ideas compartidas en una conferencia sobre ministerio hispano en Hampton, Virginia, USA, 17-18 Set 09
Palabras introductorias:
Participé en esta conferencia gracias a la invitación del pastor Andy Counterman de Anchor Baptist Church y a la ayuda del pastor Troy Calvert de Fairfax Baptist Temple. El primero me hizo saber de dicha conferencia y el segundo me llevó a ella.
Los expositores de la conferencia fueron el Dr. Rick Armstrong, Dr. Troy Calvert, Ps. Steve Kohnert, Ps. Jack Ramos. Estos cuatro siervos de Dios tienen experiencia en el ministerio con hispanos. La conferencia se dio en inglés, pero hubo traducción para los que no hablan inglés. De lo que vi, solamente fuimos dos los que no hablábamos inglés.
Lo que escuché me animo sobremanera. Me impresiona y conmueve el hecho de que cada vez son más los pastores e iglesias norteamericanas que se interesan en alcanzar a los hispanos que están en Norteamérica. Realmente, muchos de los cristianos norteamericanos son un ejemplo por su compasión, su visión y su acción misionera.
No tengo espacio para compartir todo lo que escuché de los expositores. Tengo el material que expusieron. Es rico en información estadística y en corazón por alcanzar al mundo hispano. Es muy probable que alguno de mis amigos en el ministerio tome el tiempo para traducirlo y compartirlo. Si así ocurre, estará a disposición del que lo requiera.
Lo que quiero es compartir con ustedes las observaciones que expresé a todos los que estuvieron en la conferencia. Hubo un momento para dialogar e intercambiar ideas y comentarios entre todos los que estuvimos presentes. Ese fue el momento propicio para intervenir y decir lo que he visto en mis ya 6 visitas a este país.
1. Dios debe dirigir la vida de lo que se convierten a Jesucristo. Hice este comentario porque considero que nadie tiene el derecho de decidir qué es lo que debe hacer una persona que se convierte a Jesucristo.
Lo que dije es sí es esto: Debemos dejar que Dios maneje y gobierne la vida de la cristiano. Esto significa que si un extranjero se convierte a Jesús y Dios lo mueve a volver a su país para alcanzar a los suyos… que vuelva; si Dios los mueve a quedarse… que se quede; y si Dios lo mueve a irse a otro país… que se vaya.
Lo que enfaticé es que cualquiera sea la opción a la que Dios dirija a su hijo, que cumpla con la gran comisión y que se constituya en un instrumento para extender el reino de Cristo donde vaya.
Hice este comentario porque me “pareció” que con buena intención y casi sin darse cuenta, como que algunos quisieran decidir cuál es la voluntad de Dios para los hispanos que se convierten a Jesús. Esto es inadmisible.
Nosotros creemos que todo hijo de Dios es un sacerdote ante Dios, que tiene el Espíritu Santo para guiarle y que tiene la Biblia para instruirse. Esos conceptos bíblicos deben regir el ministerio que empecemos, ya sea con hispanos, norteamericanos, japoneses o cualquier otro tipo de gente. Debemos confiar en que Dios sabe qué es lo que va a hacer con aquellos que él atrae a su reino.
2. El potencial misionero del hispano que se convierte a Cristo. Toda persona que se convierte a Cristo tiene un potencial misionero enorme y debemos buscar la manera de que sea desarrollado y usado en su máxima expresión.
El hispano que se convierte a Cristo es un instrumento misionero tanto si Dios lo vuelve a su país como si lo deja aquí o lo lleva a otro país.
Hice este comentario porque varios estaban preguntando qué es lo que se debía hacer para que los hispanos se sintieran y se vieran como parte de la iglesia que empieza el ministerio con ellos.
Yo comenté que esta era la misma lucha de los misioneros en Perú y otros países. ¿Cómo lograr que los convertidos se comprometan con la obra de Dios? Mi observación intentó clavar el objetivo de que se involucré a los convertidos en la gran comisión desde el primer día en que se convierten a Jesucristo.
Creo que se demora mucho en hablar con los convertidos de la gran comisión. Por eso, si queremos tener más personas que cooperan y que trabajan en el sostenimiento de la obra de Dios a nivel local, nacional y mundial. Lo mejor que podemos hacer es meterlos en la gran comisión desde el principio.
3. El fortalecimiento del brazo de los siervos de Dios que trabajan entre hispanos. En mis viajes a este país he observado que si hay ministerio difícil en USA, este es el ministerio hispano.
El trabajo de un pastor o de un misionero que trabaja entre hispanos es un reto y desafío inmenso.
Las dificultades que hacen que el ministro hispano se desaliente y frustre como ningún otro son las siguientes:
El hispano está en constante movimiento, es especial el ilegal. Es muy frustrante entrenar a alguien que va a ayudarte y que luego, luego… se tiene que ir y se va.
El hispano trabaja más de lo normal a causa de que quiere mandar dinero a su país y es muy difícil que coopere con el pastor o el misionero en el ministerio.
El hispano que tiene condición legal y tiene un buen trabajo se ha hecho “tan” o “más” materialista que el norteamericano promedio y no tiene el corazón para Dios y su obra.
El ministro hispano no es libre para hacer el ministerio como considera que Dios le guía a hacerlo. Esto es así en especial cuando el ministerio hispano está bajo el liderazgo de un pastor o una junta de pastores o una iglesia que quiere tener ese ministerio controlado.
El ministro hispano no recibe suficiente sustento para sus gastos familiares y ministeriales. Son muchos los ministros hispanos que no tienen ni una buena casa ni un buen carro como si lo tienen el pastor o misionero americano. Sus limitaciones son tantas que tienen que trabajar en otra cosa tanto él como su esposa para cubrir así sus necesidades.
El ministro hispano no ve fruto ni pronto ni mucho. Esto hecho es terrible y desmoralizador por sí solo. Mucho más cuando detrás de él hay un pastor, una junta pastoral o una iglesia que exige resultados numéricos.
El ministro hispano tiene conflictos de conciencia porque sabe que muchos de los hermanos hispanos “mienten”. Esto es terrible para pastores que saben que Dios es santo y justo. El pastor Troy Calvert contó una experiencia harto ilustrativa respecto a cómo un hermano mintió y le usó a él como interlocutor de su mentira ante la corte en USA.
El ministro hispano no tiene compañerismo genuino y profundo con el pastor que lo preside ni con otros pastores. Este un defecto que he visto aún entre los pastores norteamericanos. Esto es peligroso ya que no “hay” un brazo humano que anime a estos pastores.
Mi pregunta al auditorio fue esta: ¿Qué se está haciendo para fortalecer y animar a los pastores hispanos?
El pastor Jack Ramos del Templo Bautista de Fairfax mencionó que se hacía conferencias, que llamaba por teléfono a otros pastores hispanos y que trataba de contactarse y que iba a acrecentar el compañerismo con otros pastores de su área. Eso fue muy bueno.
Espero en el Señor que se haga mucho más esfuerzo para animar y fortalecer el brazo de los que trabajan entre hispanos. Creo que es apremiante que los pastores hispanos y sus familias sean atendidos y cuidados en su salud espiritual y su gozo ministerial.
4. El discipulado consistente a los hispanos. Al igual que en varias de las iglesias del Perú, en este país el discipulado a los que se convierten es bastante débil. Esto es así no solo por la inestabilidad laboral de los hispanos sino por el descuido de los que trabajan entre hispanos.
Mi pregunta fue: ¿Qué se está haciendo para discipular consistentemente a los hispanos que se convierten a Cristo?
El pastor Acevedo, que vino de Nueva York, mencionó el libro Uno por Uno como un muy buen material de discipulado. Dijo que él los usaba y que le ayudaban a discipular a los que se convierten a Cristo.
Mi preocupación respecto al discipulado y a su importancia para el crecimiento del cristiano para que sea un mejor y más eficiente instrumento en el cumplimiento de la gran comisión se debe al hecho de que la gran comisión a toda Judea, a Samaria y hasta lo último de la tierra se cumplió gracias al trabajo de los hermanos que fueron dispersados con motivo de la persecución que hubo cuando murió Esteban (Hechos 8:1-4; 11:19-30).
Siempre va a haber migración. El movimiento de los personas de un lugar a otro es una realidad histórica ineludible. No podemos hacer nada para evitarla. Si un día logramos evitar que la gente se mueva, entonces Dios intervendrá y la gente tendrá que moverse. En consecuencia, las iglesias deben fortalecer su ministerio de discipulado para que los hermanos estén creciendo y madurando constantemente.
Si Dios decide mover a sus hijos de una parte a otra parte y estos sus hijos están fuertes a causa de un consistente plan de discipulado es muy seguro que van a extender el reino de Dios hasta el lugar a donde llegan. Si no se les discipula así, lo más probable es sean absorbidos por el mundo ya aquí o donde vayan.
Es vital, por tanto, que todo pastor y misionero que trabaja entre hispanos aproveche que Dios ha traído a los hispanos hasta él y que los discipule a tiempo y fuera de tiempo.
5. La migración de las personas está bajo la soberanía de Dios. Yo hice esta apreciación a causa del conflicto que hay entre algunos pastores y cristianos de USA por la condición legal o ilegal de los inmigrantes hispanos.
El que dio pautas bíblicas respecto a este asunto fue el pastor Steve Kohnert. El citó varios textos del Antiguo Testamento referentes al trato al extranjero. Su enfoque exhortó a tener una actitud bíblica ante el extranjero. Es más, el texto clave en el folder que contenía el material de la conferencia fue Deuteronomio 10:19.
Lo que expresé fue que es Dios quien controla el movimiento de los pueblos. El fundamento de esta declaración está en el Antiguo Testamento (Un texto de prueba Amos 9:7). La historia de la humanidad está plagada de migración, conquista y liberación.
Los cristianos nos guiamos por la Biblia y debemos ver a Dios obrando o salvación o juicio en los movimientos de los pueblos. En el caso de los mexicanos, que es hoy por hoy, un bastión del catolicismo en esta parte del mundo, muchos no se hubieran convertido a Cristo si es que no hubieran llegado a este país.
Con mi comentario quise animar a los que tienen un corazón para cumplir la gran comisión entre la gente hispana que está en este país. En este sentido, en este país hasta se puede aprovechar cumplir la gran comisión con la gente que viene de países musulmanes.
Estados Unidos tiene aquí a gente de muchas naciones. Los cristianos no deben entrar en la discusión de los políticos ni deben ponerse ni a favor ni en contra de la inmigración ya legal o ilegal (digo esto con mucho cuidado y espero ser entendido). Lo que los cristianos deben hacer es ver a Dios obrando en este movimiento de gentes y aprovechar el momento histórico para ganar a las personas para el reino de Cristo y discipularlas para que extiendan este mismo reino a otras naciones.
A modo de conclusión:
Esta conferencia fue una experiencia muy edificante para mí. Me gocé mucho al ver el interés que los organizadores de la conferencia tienen en el ministerio hispano. También fue muy bueno ver y escuchar a los hombres que están trabajando para alcanzar a los hispanos.
Es mi ruego a Dios que los hispanos empecemos también a ser un instrumento poderoso en la evangelización del mundo. Que dejemos de vernos como un campo misionero y que empecemos a vernos como instrumento misionero.
Dios quiere usarnos en la extensión de su reino en cualquier lugar donde nos encontremos. Quiere que hablemos de él y que hagamos todo lo que está a nuestro alcance para evangelizar y discipular a las personas.
¡Qué nos pongamos en la manos de Dios y qué sea él quien nos capacite, fortalezca, motive y use en la evangelización del mundo!
Segundo Rodríguez
Evangelista
Ministerio de Avivamiento Habacuc
Cooperación Misionera Bautista Interacional
http://mahabacuc.blogspot.com/
www.ministeriocombi.com
viernes, 18 de septiembre de 2009
martes, 15 de septiembre de 2009
Mi Conversión a Jesucristo y a Su Evangelio
Mi nombre es Segundo Silverio Rodríguez Chuquimango. Nací el 20 de Junio de 1965. Soy el cuarto de 8 hermanos. Estoy casado y tengo 3 lindos niños (2 varones y 1 mujer).
Lo que sigue a continuación es mi testimonio por la gracia de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, su Hijo amado, y del Espíritu Santo, que fue enviado a este mundo por Dios Padre y por Jesucristo, para guiarnos a toda verdad:
La palabra de Dios llegó a mi vida siendo yo muy pequeño. Al costado de mi casa se abrió un club de niños en el que se enseñaba la palabra de Dios. Aunque recibí enseñanzas bíblicas desde muy tierno, mi conversión a Jesucristo se demoró todavía un poco. Las enseñanzas que recibí de pequeño no evitaron que yo fuese un hijo rebelde y desobediente.
En mi familia se convirtieron mi mamá y mi hermano mayor. Este mi hermano mayor se dedicó al ministerio y hoy tiene ya más de 30 años como pastor. Cuento este detalle de mi hermano porque cuando tenía unos 11 años hice una profesión de fe.
Resulta que me enfermé gravemente a esta edad y como consecuencia de la enfermedad tuve una fiebre muy alta y hasta deliraba. Justo cuando estaba con el temor del delirio mi hermano mayor me habló de entregarme al Señor Jesucristo. Recuerdo bien que lo "hice".
Sin embargo, después, cuando ya estuve sano, mi vida moral no mejoró... !empeoró! El que haya sido así me mostró que yo no me había convertido como debía ser, sino que había orado por el temor a la fiebre y al delirio que tuve a causa de la enfermedad.
Como ya he dicho, mi vida antes del hecho anterior era rebelde y desobediente. Después, mi vida fue peor. Entre los 11 y los 22 años de mi vida no hay nada bueno que contar. Pues viví en una forma muy desordenada.
Mi situación moral y espiritual empeoró cuando fui al servicio militar. Una vez que salí del ejército intenté enrolarme en el narcotrafico en la selva del Perú. Quería ganar bastante dinero y... ¡rápido! Gracias a Dios nunca pude meterme en ese ilícito negocio. Esto no significa que no me hubiese metido en problemas, la verdad es que sí me metí... y en muchos.
Después de haber andado por la selva del Perú por dos años. Regresé a la ciudad de Trujillo. En Trujillo seguí viviendo desordenadamente hasta que entregué mi vida a Jesucristo.
Mi conversión a Jesucristo ocurrió gracias a que uno de mis hermanos, que ya se había convertido tiempo atrás y que estaba enseñando en el Seminario Bautista del Perú con sede en Trujillo, intercedió por mí ante uno de los misioneros americanos, el Mso. Stanley Templeton, para que me diese trabajo como ayudante en la construcción de su casa. Gracias a Dios, me dieron el trabajo y es así como empecé a ver y a oir otra vez el evangelio de Cristo.
El día mi conversión a Jesucristo fue el 29 de Junio de 1987. Ese día fue lunes, lo recuerdo bien y nunca lo olvidaré. Ese día me desperté como a las 5 de la madrugada. Como estaba todo oscuro, me pregunté si es que estaba muerto.
Luego de darme cuenta de que no era así, me hice las siguientes preguntas: "¿Voy a vivir con este desorden y este vacío siempre?¿Para vivir así es que me ha creado Dios?¿No hay una vida mejor que la que vivo?".
Estas preguntas me llevaron a pensar en Jesucristo. Pensé en que debía entregarme a él. Su nombre vino a mi mente y a mi corazón como mi única opción. Empecé a creer que él era el único que podía darme una vida mejor y él único que podía sacarme del profundo vacío existencial en el que vivía.
Pero este pensamiento estaba empañado por las preguntas siguientes: "¿Podré dejar mis vicios y mi mala manera de vivir?¿Qué es lo que dirán mis amigos?¿Podré cumplir con las exigencias de Jesucristo?".
En mi interior hubo una lucha intensa por varias horas. Serían más o menos las 11 de la mañana cuando decidí que iba a entregar a Jesucristo.
Como estaba en ese momento en el Seminario Bautista Del Perú, fui a buscar al Mso. Stanley Templeton. Eran ya como las 2 de la tarde cuando bajo la guía de este siervo de Dios, le dije a Jesucristo:
"Señor, estoy cansado de vivir como estoy viviendo. Si tú puedes darme una vida mejor que la que tengo, te entrego mi vida".
Después de haber orado así y de escuchar algunos consejos del misionero Stanley, salí del local del Seminario y mirando hacia el cielo le dije a Dios: "Ahora vive tú en mi vida".
Ese bendito día mi vida cambio. Después de mi conversión me integré a la Iglesia Bautista de La Esperanza en Trujillo, Perú. Me bauticé pronto. Luego pensé en que lo único que yo debía y quería hacer era... ¡predicar el evangelio!
Me preparé en el Seminario Bautista Del Perú por cuatro años (1988 a 1991). Luego, serví como pastor en la Iglesia Bautista Ebenezer de Trujillo (1992 a 1999). También llegué a ministrar como profesor en el Seminario Bautista Del Perú (1994 a 1999). Después de casarme con la mujer que Dios me dio, Leneida Sandoval, fui a Lima. Esto ocurrió en Junio del año 2000.
Estando en Lima fui pastor asistente en la Iglesia Bautista El Calvario. También empecé a trabajar como Director de Capacitación Ministerial en la Misión Peruana A Toda Criatura (ATOCRI). Fui pastor de la Iglesia Del Salvador de Barranco en Lima.
Cuando dejé de ser pastor en Barranco, fui a la Iglesia Bautista Getsemaní de Santa Anita. Esta iglesia me comisionó al ministerio de evangelista y es en ese ministerio en el que hoy estoy sirviendo a Dios.
Desde mi conversión a Cristo me dediqué al ministerio. Hice así porque no creo que haya nada mejor que servir a Cristo y a su iglesia. También, porque no creo que haya nada mejor que invertir nuestra vida en predicar el evangelio de Jesucristo.
Este es mi testimonio y que Dios sea honrado siempre y siempre. Jesucristo me hizo útil y espero servirle fielmente por su gracia y poder hasta el fin de mis días.
He compartido este testimonio para la gloria de Cristo y para edificación de todo aquel que lo lea.
"Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él Sea gloria por los siglos de los siglos. Amén." (2 Timoteo 4:18).
Lo que sigue a continuación es mi testimonio por la gracia de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, su Hijo amado, y del Espíritu Santo, que fue enviado a este mundo por Dios Padre y por Jesucristo, para guiarnos a toda verdad:
La palabra de Dios llegó a mi vida siendo yo muy pequeño. Al costado de mi casa se abrió un club de niños en el que se enseñaba la palabra de Dios. Aunque recibí enseñanzas bíblicas desde muy tierno, mi conversión a Jesucristo se demoró todavía un poco. Las enseñanzas que recibí de pequeño no evitaron que yo fuese un hijo rebelde y desobediente.
En mi familia se convirtieron mi mamá y mi hermano mayor. Este mi hermano mayor se dedicó al ministerio y hoy tiene ya más de 30 años como pastor. Cuento este detalle de mi hermano porque cuando tenía unos 11 años hice una profesión de fe.
Resulta que me enfermé gravemente a esta edad y como consecuencia de la enfermedad tuve una fiebre muy alta y hasta deliraba. Justo cuando estaba con el temor del delirio mi hermano mayor me habló de entregarme al Señor Jesucristo. Recuerdo bien que lo "hice".
Sin embargo, después, cuando ya estuve sano, mi vida moral no mejoró... !empeoró! El que haya sido así me mostró que yo no me había convertido como debía ser, sino que había orado por el temor a la fiebre y al delirio que tuve a causa de la enfermedad.
Como ya he dicho, mi vida antes del hecho anterior era rebelde y desobediente. Después, mi vida fue peor. Entre los 11 y los 22 años de mi vida no hay nada bueno que contar. Pues viví en una forma muy desordenada.
Mi situación moral y espiritual empeoró cuando fui al servicio militar. Una vez que salí del ejército intenté enrolarme en el narcotrafico en la selva del Perú. Quería ganar bastante dinero y... ¡rápido! Gracias a Dios nunca pude meterme en ese ilícito negocio. Esto no significa que no me hubiese metido en problemas, la verdad es que sí me metí... y en muchos.
Después de haber andado por la selva del Perú por dos años. Regresé a la ciudad de Trujillo. En Trujillo seguí viviendo desordenadamente hasta que entregué mi vida a Jesucristo.
Mi conversión a Jesucristo ocurrió gracias a que uno de mis hermanos, que ya se había convertido tiempo atrás y que estaba enseñando en el Seminario Bautista del Perú con sede en Trujillo, intercedió por mí ante uno de los misioneros americanos, el Mso. Stanley Templeton, para que me diese trabajo como ayudante en la construcción de su casa. Gracias a Dios, me dieron el trabajo y es así como empecé a ver y a oir otra vez el evangelio de Cristo.
El día mi conversión a Jesucristo fue el 29 de Junio de 1987. Ese día fue lunes, lo recuerdo bien y nunca lo olvidaré. Ese día me desperté como a las 5 de la madrugada. Como estaba todo oscuro, me pregunté si es que estaba muerto.
Luego de darme cuenta de que no era así, me hice las siguientes preguntas: "¿Voy a vivir con este desorden y este vacío siempre?¿Para vivir así es que me ha creado Dios?¿No hay una vida mejor que la que vivo?".
Estas preguntas me llevaron a pensar en Jesucristo. Pensé en que debía entregarme a él. Su nombre vino a mi mente y a mi corazón como mi única opción. Empecé a creer que él era el único que podía darme una vida mejor y él único que podía sacarme del profundo vacío existencial en el que vivía.
Pero este pensamiento estaba empañado por las preguntas siguientes: "¿Podré dejar mis vicios y mi mala manera de vivir?¿Qué es lo que dirán mis amigos?¿Podré cumplir con las exigencias de Jesucristo?".
En mi interior hubo una lucha intensa por varias horas. Serían más o menos las 11 de la mañana cuando decidí que iba a entregar a Jesucristo.
Como estaba en ese momento en el Seminario Bautista Del Perú, fui a buscar al Mso. Stanley Templeton. Eran ya como las 2 de la tarde cuando bajo la guía de este siervo de Dios, le dije a Jesucristo:
"Señor, estoy cansado de vivir como estoy viviendo. Si tú puedes darme una vida mejor que la que tengo, te entrego mi vida".
Después de haber orado así y de escuchar algunos consejos del misionero Stanley, salí del local del Seminario y mirando hacia el cielo le dije a Dios: "Ahora vive tú en mi vida".
Ese bendito día mi vida cambio. Después de mi conversión me integré a la Iglesia Bautista de La Esperanza en Trujillo, Perú. Me bauticé pronto. Luego pensé en que lo único que yo debía y quería hacer era... ¡predicar el evangelio!
Me preparé en el Seminario Bautista Del Perú por cuatro años (1988 a 1991). Luego, serví como pastor en la Iglesia Bautista Ebenezer de Trujillo (1992 a 1999). También llegué a ministrar como profesor en el Seminario Bautista Del Perú (1994 a 1999). Después de casarme con la mujer que Dios me dio, Leneida Sandoval, fui a Lima. Esto ocurrió en Junio del año 2000.
Estando en Lima fui pastor asistente en la Iglesia Bautista El Calvario. También empecé a trabajar como Director de Capacitación Ministerial en la Misión Peruana A Toda Criatura (ATOCRI). Fui pastor de la Iglesia Del Salvador de Barranco en Lima.
Cuando dejé de ser pastor en Barranco, fui a la Iglesia Bautista Getsemaní de Santa Anita. Esta iglesia me comisionó al ministerio de evangelista y es en ese ministerio en el que hoy estoy sirviendo a Dios.
Desde mi conversión a Cristo me dediqué al ministerio. Hice así porque no creo que haya nada mejor que servir a Cristo y a su iglesia. También, porque no creo que haya nada mejor que invertir nuestra vida en predicar el evangelio de Jesucristo.
Este es mi testimonio y que Dios sea honrado siempre y siempre. Jesucristo me hizo útil y espero servirle fielmente por su gracia y poder hasta el fin de mis días.
He compartido este testimonio para la gloria de Cristo y para edificación de todo aquel que lo lea.
"Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él Sea gloria por los siglos de los siglos. Amén." (2 Timoteo 4:18).
¿Quién soy?
Soy un creyente seguidor de Jesucristo y predicador de su evangelio en base a lo que está escrito en La Biblia.
Estoy en este sendero desde los 22 años. Desde que estoy en Cristo, he predicado y enseñado La Biblia a muchas personas y en muchos lugares. No hay otra cosa que quiero hacer mientras estoy en esta tierra.
He sido pastor por 15 años.
He enseñado en el Seminario Bautista del Perú en Trujillo, Perú por 5 años.
He cooperado con asociaciones misioneras y aprendido como impulsar y hacer mejor la tarea misionera.
Ahora soy parte del Directorio del Seminario Bautista del Perú y Presidente de Cooperación Misionera Bautista Internacional.
En la actualidad estoy abocado por entero a promover un avivamiento misionero y evangelístico entre los creyentes en Jesús de Perú y de todo país al que viajo.
Estoy en este sendero desde los 22 años. Desde que estoy en Cristo, he predicado y enseñado La Biblia a muchas personas y en muchos lugares. No hay otra cosa que quiero hacer mientras estoy en esta tierra.
He sido pastor por 15 años.
He enseñado en el Seminario Bautista del Perú en Trujillo, Perú por 5 años.
He cooperado con asociaciones misioneras y aprendido como impulsar y hacer mejor la tarea misionera.
Ahora soy parte del Directorio del Seminario Bautista del Perú y Presidente de Cooperación Misionera Bautista Internacional.
En la actualidad estoy abocado por entero a promover un avivamiento misionero y evangelístico entre los creyentes en Jesús de Perú y de todo país al que viajo.
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